¿Para qué?
Jamás he creado un blog. He amagado varias veces, pero al momento de la verdad he vuelto a la casilla de salida. Sin embargo ahora quizás sea un buen momento. ¿Por qué? Tal vez porque ya estamos grandes y los caracteres de las redes sociales a veces sean escasos para lo que quiero decir. Quizás porque poner en palabras las cosas ayudan a procesarlas mejor. Que se yo.
No soy un tipito de las letras. Eso me queda tremendamente grande. Sin embargo me he encontrado a lo largo de mi vida mas cómodo entre caracteres escritos que en pensamientos verbalizados.
Supongo que tiene que ver con eso de poder reajustar las reflexiones. Parar la pelota un rato y analizar lo pensado para reformular y volver a repensar. cosa que no es posible cuando uno se expresa oralmente, o al menos es lo que a mi me sucede.
Crecer también implica arrepentirse, cambiar, reformular, deconstruir, aprender de todo y de todos, equivocarse, caerse para volverse a levantar quizá herido, pero experimentado.
Es fácil decir o pensar en lo que hay que hacer, lo jodido es llevarlo a cabo. Y aunque no siempre, a veces un empujoncito al carro, a parte de ponerlo en movimiento le da el impulso necesario para no abandonar el envión.
Acá no van a encontrar reflexiones muy sesudas ni lo suficientemente profundas como hay en otros tantos lugares con personas que tienen ese don de la palabra. Solo es mi rincón de pensar, de plantear y replantearme. De sacar para afuera y procesarlo a la vez. No prometo ni dedicación ni sensatez.